Una de las excursiones que más nos gustaron en nuestro recorrido por las Rías Baixas, fue la visita al Cabo Udra y Cabo Home.
Partimos desde el Hotel Chancelas (al ladito de Combarro), y fueron las hospitalarias chicas de recepción del hotel las que nos sugirieron una ruta por esta zona, al ver que todavía no habíamos ido. Investigamos un poco los días previos y trazamos una ruta que nos quedó bastante apañada.
En unos 45 minutos estábamos en la zona de Cabo Udra. Aparcamos el coche en una zona habilitada para ello, y bajamos a echar unas fotos a la Playa de Ancoradouro (ó Ancoradoiro). Se trata de una calita hipertranquila con muy buenas vistas de la accidentada costa. Hay un chiringuito cerca, pero a la hora que fuimos estaba cerrado.
Volvimos al parking y desde ahí nacen varias rutas de senderismo que recorren la zona. Como vamos a ser papis dentro de poco, descartamos
la idea de realizar grandes caminatas, aunque seguro que merecen la pena.
Volvimos a coger el coche, para acercarnos hacia Playa Mourisca, muy cerquita de la anterior. No hay mucho parking, pero era pronto y no tuvimos problemas en aparcar. Hay varios parkings privados al lado de la playa que cobran 2,5€. Nos pareció más bonita en las fotos que habíamos visto, que luego en la realidad.
Retomamos el coche, y nos acercamos hasta la Playa de Tulla (Tuia o Tuya). El acceso es bastante complicado, atravesando calles muy estrechas en las que rezas por no cruzarte con otros coches, ya que apenas hay espacio para pasar uno.
Sin embargo, la recompensa que te espera es una gran playa
de aproximadamente un kilómetro de longitud. Hay muy poco sitio para aparcar, pero hay varios parkings privados a pie de playa, donde cobran
alrededor de 2’5€. Dejamos el coche mal aparcado durante un momento, para echar unas cuantas fotos. Tenía muy buena pinta esta playa, pero nuestro destino era otra.
Tras volver a la nacional, nos encontramos una panadería y decidimos comprar unos megabocadillos (de estos que te ponen la barra de pan entera) para comer en la playa.
La siguiente playa que visitamos, y en las que nos quedamos el resto de la mañana (y comimos) fue la Playa de Área de Bon, ubicada en un entorno rural, y con una zona boscosa a uno de los extremos. Playa muy tranquila, frecuentada por familias, y donde el agua no estaba tan helada como en otras playas que visitamos los días anteriores.
Nos costó salir de esta playa, ya que se llega por un camino, pero es de sólo un sentido y se sale por otro lado. Empieza a haber algunas bifurcaciones, y la señal del GPS no llega bien, y es díficil saber donde está el camino correcto a la nacional (todos los caminos tenían mala pinta y parecía que no llevaban a ningún lado), pero preguntando se llega a Roma y logramos finalmente continuar con la ruta.
Habíamos leído en algunas páginas, que en la localidad de Aldán, existía un castillo abandonado que había sido comido por el bosque. No está señalado, así que es un poco difícil de encontrar si no tienes referencias. El sitio exacto donde aparcar es:
https://www.google.es/maps/place/42%C2%B016’46.5%22N+8%C2%B048’51.8%22W/@42.2803225,-8.8130365,17z/data=!4m5!3m4!1s0x0:0x0!8m2!3d42.2798.814376
Lo descubrimos gracias a este blog: https://www.vigopeques.com/bosque-encantado-y-castillo-de-aldan/
En realidad, dejamos el coche un pelín más adelante, justo donde hay un lavadero, que por cierto hoy en día sigue en uso, ya que había una mujer lavando la ropa.
El castillo perteneció a los Condes de Canalejas, y tras construirse la nacional, quedó a un lado la vivienda, bastante chula por cierto:
y al otro lado quedó el castillo y lo que se conoce como “El Bosque Encantado”. Para llegar al Castillo desde el Lavadero, hay que seguir el camino hacia adelante y en la bifurcación tirar a la izquierda, hacia la zona más boscosa. Es un bonito y corto paseo de 5 minutos entre abedules, robles, castaños y pinos. Atraviesas el castillo por la parte de arriba, y justo llegas a un acueducto:
Lo que más merece la pena es la parte frontal del castillo, y es verdad que tiene un aire místico, al estar lleno de moho y comido un poco por la vegetación (aunque no llega a los niveles de los templos de Angkor, jeje).
Volvimos de nuevo al coche, y condujimos hasta el siguiente punto: la localidad de Hio. Si pasas por aquí, camino de Cabo Home, es obligatorio parar para disfrutar de uno de los cruceros más bonitos de toda
Galicia: Cruceiro do Hio. Está justo enfrente de la Iglesia de San Andrés. También está en los alrededores, la Casa Rectoral. En conjunto, forman una estampa muy bonita y con el añadido de unas grandes vistas.
Continuando con el periplo, llegamos a la localidad de Donón, puerta de entrada al Cabo Home. Un pueblo empinado, donde al final del todo podrás aparcar y tener unas grandes vistas de las Islas Cíes. Hay un chiringito donde paramos a tomar algo, con unas buenísimas vistas, debe estar bien trabajar ahí.
Aquí destaca una curiosa escultura de acero inoxidable, llamada “La Caracola”, del escultor moañés, Lito Portela. La gente se hace muchas fotografías jugando con el interior hueco y por las vistas tan buenas que hay justo detrás.
Desde aquí se puede dar un paseo, de unos 35 minutos de duración, que lleva hasta la cima del Monte O Facho. Nosotros no lo hicimos, pero dicen que hay unas vistas maravillosas de las Islas Cíes, las Islas Ons y las rías desde lo alto. Además hay restos de un castro celta.
Desde aquí, volvimos a coger el coche y nos adentramos por un sendero de tierra, de estos que vas dando botes con el coche. Con cuidado y conduciendo muy despacito, puedes ir con un coche normal. A mitad del recorrido hay un mirador con grandes vistas. Vimos algunos valientes surferos desafiando las frías aguas gallegas. En la zona hay hasta 3 faros: Punta Subrido, Punta Robaleira (rojo y chaparrito, es el más cuco) y Cabo Home, en apenas en unos pocos kilómetros cuadrados. Se puede llegar a ellos con sus correspondientes paseos.
Tras unos 15 minutos de dar botes, llegamos al parking de la Playa de Melide. El parking es muy amplio y se accede a la playa en 2 minutos por un sendero bien indicado. La playa es de postal, no muy amplia (250 metros), pero con grandísimas vistas de las Islas Cíes.
Un broche perfecto para darse un chapuzón y dar por concluido el día. Dicen que las puestas de sol aquí son mágicas.
Como véis, toda esta zona da para un día entero más que de sobra (hay otras playas con muy buena pinta como Playa del Francón o la Playa de Areacova), y os la recomendamos especialmente si andáis por la
zona, para nosotros la excursión más completa que hicimos por las Rías Baixas.